El enemigo silencioso de la Agroecología

En muchos sistemas agroecológicos, es común observar que los cultivos no alcanzan su máximo potencial de crecimiento. Por ejemplo, las lechugas en sistemas convencionales pueden llegar a pesar alrededor de 250 gramos, mientras que en sistemas agroecológicos frecuentemente se encuentran en un rango de 150 a 200 gramos. Ante este escenario, es habitual que los agricultores aumenten el riego y apliquen más fertilizantes orgánicos en un esfuerzo por mejorar el rendimiento.

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Sin embargo, es crucial reflexionar sobre este enfoque. Cuando utilizamos la agroecología desde una perspectiva sensorial, basándonos principalmente en las percepciones y emociones de los agricultores, las decisiones se toman de manera emocional. Este enfoque tiene ventajas y desventajas que deben considerarse en el manejo de los cultivos. En lugar de depender exclusivamente de la intuición, es esencial complementar esta perspectiva con conocimientos técnicos y científicos para lograr un equilibrio óptimo entre la intuición y la eficiencia agronómica. La toma de decisiones informada, que combina la sabiduría empírica con el conocimiento técnico, es clave para optimizar el rendimiento en sistemas agroecológicos.

La ventaja de tomar decisiones emocionales radica en la rapidez para llegar a una solución mínimamente probable. Sin embargo, el término «mínimamente probable» es crucial aquí. La principal limitación de las decisiones basadas en los sentidos es su falta de objetividad, ya que carecen de datos numéricos concretos. Sin cifras precisas, resulta difícil clasificar una situación como buena o mala, lo que implica asumir riesgos.

Medición de salinidad de suelo con sensor directo en el suelo

En este contexto, la máxima probabilidad se convierte en el polo opuesto, representando decisiones respaldadas por datos concretos y objetivos. Ante un problema como el crecimiento insuficiente de lechugas, donde deberíamos alcanzar los 250 gramos según la literatura, la pregunta clave es: ¿cómo podemos alcanzar esa máxima probabilidad?

Durante nuestras capacitaciones en la elaboración de abonos orgánicos, surgió una reflexión fundamental: fusionar los principios de toma de decisiones de un agricultor con los de un agrónomo. Este enfoque integrador nos permitió cuestionarnos de manera más profunda y efectiva, combinando la experiencia empírica del agricultor con el conocimiento técnico del agrónomo. Al hacerlo, creamos un puente que conecta la intuición con la rigurosidad científica, permitiendo una toma de decisiones más informada y eficaz para abordar desafíos como el rendimiento subóptimo de los cultivos.

Análisis de laboratorio para ver contenido de nutrientes en suelos, biofertilizantes y tejidos

En el ámbito de la agricultura, el agrónomo desempeña un papel fundamental al llevar a cabo investigaciones científicas. La esencia de la ciencia en la agricultura radica en la obtención de datos objetivos mediante metodologías que involucren tanto la percepción sensorial como la utilización de instrumentos de medición precisos. La agronomía tiende a priorizar decisiones respaldadas por datos numéricos obtenidos con instrumentos de medición, relegando a veces las metodologías basadas en los sentidos a un segundo plano.

Es importante reconocer que existen métodos simples y efectivos que incorporan ambas dimensiones. Un ejemplo de esto son las técnicas para determinar la conductividad eléctrica y el pH del suelo. Estas metodologías, aunque sencillas, ofrecen información clave sobre aspectos fundamentales de la respuesta de un cultivo a prácticas agroecológicas. La combinación de la observación sensorial y la medición instrumental es una estrategia valiosa para obtener datos completos y contextualizados, permitiendo una toma de decisiones más robusta en el manejo agroecológico. En este sentido, la integración equilibrada de ambas metodologías es esencial para optimizar el rendimiento de los cultivos desde una perspectiva científica y práctica.

Tanto en campos agroecológicos como convencionales, la fertilización mal gestionada puede tener consecuencias perjudiciales, y la conductividad eléctrica del suelo se convierte en un indicador clave en este contexto. La sobre fertilización es una práctica común que resulta en un aumento de la conductividad eléctrica, es decir, un incremento en la concentración de sales en el suelo. Lo complicado de esta situación es que la sobre fertilización no siempre es evidente a simple vista, ya que no se puede determinar únicamente mediante los sentidos.

Medición de conductividad eléctrica en terreno o campo mediante metodología comprobada científicamente

Tomemos como ejemplo el cultivo de lechugas. Cuando la conductividad eléctrica del suelo alcanza niveles elevados, como 3.4 dS/m, se ha observado que la lechuga enfrenta una probabilidad significativa de reducir su tamaño hasta en un 50%. Este fenómeno resalta la importancia de monitorear de cerca la conductividad eléctrica y aplicar prácticas de fertilización precisas. La utilización de instrumentos de medición se vuelve esencial para evaluar de manera objetiva la concentración de sales en el suelo y tomar decisiones informadas sobre la cantidad y tipo de fertilizantes a aplicar.

La sensibilidad de los cultivos a la conductividad eléctrica subraya la necesidad de adoptar enfoques basados en datos concretos para la gestión de la fertilización, independientemente de si se trata de un sistema agroecológico o convencional. La combinación de conocimientos agronómicos, monitoreo regular y técnicas de medición precisa es una estrategia clave para prevenir problemas asociados con la sobre fertilización y optimizar el rendimiento de los cultivos de manera sostenible.

La fusión de metodologías sensitivas y objetivas se revela como una estrategia crucial para mejorar la toma de decisiones en sectores donde se practican métodos agroecológicos. La complementariedad de enfoques permite abordar la complejidad de los sistemas agrícolas de manera más completa y precisa. Al integrar la sabiduría empírica derivada de la observación sensorial con la rigurosidad de los datos objetivos obtenidos mediante instrumentos de medición, se logra un diagnóstico más completo y preciso de las condiciones del cultivo y del suelo.

Cultivos de lechuga en sistemas de tipo agroecológico

Eliminar la palabra «depende» del vocabulario agronómico es un objetivo loable, ya que implica avanzar hacia soluciones más eficaces y rentables para los agricultores que optan por la agroecología. La capacidad de ofrecer respuestas más claras y específicas a través de un enfoque integrador contribuye a una toma de decisiones más informada y adaptada a las necesidades y condiciones específicas de cada contexto agrícola.

Las capacitaciones que están llevando a cabo, incorporando ambas realidades, reflejan un enfoque avanzado y progresista en la formación agronómica. Este enfoque integrador promueve una mentalidad holística en la que se consideran tanto los aspectos sensoriales y empíricos como los datos objetivos y científicos. Al hacerlo, se contribuye significativamente a la construcción de prácticas agrícolas más sostenibles, eficientes y alineadas con los principios de la agroecología.

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