En nuestras asesorías sobre agroecología, nos enfrentamos con frecuencia a consultas de agricultores acerca de la fabricación de biofertilizantes que puedan adaptarse a diversas condiciones de cultivo. En respuesta a estas inquietudes, señalamos la opción actualmente destacada en la elaboración de «super magro». Sin embargo, es importante destacar que esta alternativa presenta desventajas. Por ende, proponemos un enfoque diferente para la creación de biofertilizantes, ofreciendo una solución más equilibrada y eficiente.
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En diversos manuales de agricultura orgánica y agroecología, se destaca la implementación del biofertilizante Supermagro. Este fertilizante líquido ha ganado reconocimiento por su capacidad para proporcionar tanto macro como microelementos esenciales para el desarrollo de las plantas. No obstante, es crucial tener en cuenta que las necesidades nutricionales de las plantas varían a lo largo de la temporada de crecimiento. Tomemos como ejemplo los tomates: en las primeras etapas y durante la floración, el calcio es esencial para las estructuras de crecimiento. Sin embargo, una vez que los tomates están cuajados, la demanda de calcio aumenta significativamente. En contraste, el banano experimenta necesidades distintas durante su periodo vegetativo, donde requiere cantidades elevadas de potasio para almacenarlo en sus tallos, utilizándolo más tarde para garantizar frutos con contenido adecuado de potasio. Durante el crecimiento de los frutos, la demanda de potasio disminuye. Bajo esta lógica, la aplicación de Supermagro puede tener una alta eficiencia en la fertilización en algunas etapas del cultivo, pero no necesariamente en otras. Es importante reconocer que, si bien Supermagro puede ser una opción adecuada para quienes se inician en la agroecología, agricultores con experiencia que buscan un enfoque más profesional podrían notar limitaciones. El uso indiscriminado de Supermagro podría no solo reducir la eficiencia de la fertilización, sino también inducir deficiencias nutricionales al aplicar elementos en etapas inapropiadas del cultivo. En consecuencia, se sugiere que agricultores más experimentados exploren opciones de fertilización más específicas para optimizar los resultados en cada fase del crecimiento de los cultivos.
Trabajando en formulaciones de biofertilizantes liquidos personalizados par diversos cultivos agrícolas
La función principal de un agrónomo es optimizar los procesos agrícolas para agricultores, ya sean agroecológicos, orgánicos o convencionales. Los principios de fertilización son fundamentales tanto para campos agroecológicos como para convencionales, y no tener en cuenta estos principios puede aumentar la probabilidad de generar ineficiencias o problemas a corto o largo plazo, dependiendo de las condiciones específicas de cada campo.
En este contexto, la elección del mejor biofertilizante líquido es esencial. Aunque existen tres tipos de biofertilizantes, lamentablemente, la eficiencia de algunos de ellos no ha sido evidenciada al no existir documentación científica que lo respalde. Entre estos tres tipos de biofertilizantes, recomendamos uno en particular debido a su potencial superior desde el punto de vista puramente teórico. Estos tres tipos de biofertilizantes son los siguientes:
Elaboracion de biofertilizantes personalizados para los diferentes tipos de cultivos en el campo
(1) Biofertilizante Enriquecido con Fertilizantes Según la Etapa del Cultivo:
Este innovador biofertilizante líquido se basa en la realización de un biol sencillo al que se le incorporan fertilizantes específicos de acuerdo con las recomendaciones del «supermagro» para una etapa determinada del cultivo. Su elaboración requiere una cuidadosa planificación por parte del agricultor, quien debe ajustar la composición según el tipo de cultivo establecido. Este enfoque permite una fertilización más precisa y eficiente, adaptada a las necesidades particulares de cada fase de crecimiento de la planta.
(2) Biofertilizante Enriquecido con Fertilizantes en la Última Etapa de Elaboración según la Etapa del Cultivo:
Este biofertilizante líquido se crea mediante un proceso de biol sencillo, pero con una característica distintiva: durante los últimos 10 días de fermentación, se agrega un fertilizante permitido en la agricultura orgánica. Esta fórmula brinda al agricultor la ventaja de poder ajustar la fertilización de manera más flexible a medida que avanza el cultivo. A diferencia de otras opciones, no se requiere una planificación tan rigurosa, permitiendo una adaptación más dinámica a las necesidades cambiantes del cultivo.
(3) Biofertilizante Enriquecido con Fertilizantes una Vez Terminado su Proceso de Elaboración:
Este tipo de biofertilizante líquido se obtiene a partir de un biol sencillo que, una vez finalizado su proceso, se enriquece con un fertilizante soluble permitido en la agricultura orgánica. Idealmente, esta adición se realiza uno a cinco días antes de la aplicación del biofertilizante. Este enfoque brinda al agricultor la flexibilidad de ajustar la fertilización durante el desarrollo del cultivo, sin requerir una planificación de fertilización tan exhaustiva. La mezcla resultante se puede aplicar fácilmente vía foliar o al suelo, ofreciendo una solución práctica y adaptable para mejorar la salud y rendimiento de los cultivos.
Elaboración de diferentes formulados líquidos personalizados
Cuando nos enfrentamos a la decisión de elegir el biofertilizante más eficaz, teóricamente observamos que, de acuerdo con el orden en que los presentamos, existe una tendencia de mayor a menor eficiencia de fertilización. ¿Por qué sostenemos esta hipótesis? La eficacia del biofertilizante parece estar directamente relacionada con el tiempo que el fertilizante pasa inmerso en un entorno biológicamente activo durante el proceso de fermentación.
En el primer caso, donde se enriquece el biofertilizante con fertilizantes según las etapas del cultivo, se favorece una mayor eficiencia. Esto se atribuye al prolongado período en el cual el fertilizante interactúa con una diversidad y abundancia de microorganismos durante la fermentación, aumentando así la disponibilidad y por ende eficiencia de los nutrientes aplicados.
En el segundo escenario, donde se añaden fertilizantes durante los últimos 10 días de fermentación, se mantiene una ventaja en términos de eficiencia. Aunque la planificación es menos rigurosa, el tiempo prolongado en un ambiente biológicamente activo sigue siendo un factor clave para mejorar la eficiencia de la fertilización.
Por último, el tercer enfoque, enriqueciendo el biofertilizante con fertilizantes solubles una vez finalizado su proceso, sigue siendo efectivo, pero su eficiencia podría ser ligeramente inferior. En este caso, el tiempo de exposición a la actividad microbiológica es menor en comparación con los otros dos métodos, lo que podría influir en la eficiencia de la fertilización.
Es importante destacar que estas observaciones teóricas deben ser respaldadas por estudios agronómicos específicos que consideren las condiciones particulares de cada cultivo, campo, sistema de elaboración de biofertilizante, garantizando una elección fundada y adaptada a las necesidades agronómicas únicas de cada sistema de cultivo.
El biofertilizante más sencillo, como el biol sencillo, sirve como una excelente base, y su potencial como «súper biofertilizante» se maximiza al enriquecerlo con los nutrientes específicos que el cultivo necesita en diferentes etapas de su desarrollo.
La personalización de los biofertilizantes de acuerdo con las necesidades particulares de cada cultivo y etapa de crecimiento es, sin duda, una estrategia clave. Esta adaptabilidad permite a los agricultores optimizar la eficiencia de la fertilización, proporcionando a las plantas los nutrientes esenciales en el momento preciso. Además, esta práctica personalizada puede ayudar a prevenir posibles desequilibrios nutricionales y maximizar los beneficios para la salud y el rendimiento de los cultivos.
En resumen, el biol sencillo como base, enriquecido y personalizado con los nutrientes adecuados, se convierte en una herramienta poderosa para la agricultura sostenible y la mejora de la salud del suelo y plantas. La clave radica en la atención cuidadosa a las necesidades específicas de cada cultivo y la planificación adecuada para cada etapa del ciclo de crecimiento.
Autor: Cristián Silva
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