Bases Agroecológicas de manejos en el campo por Claudia Barrera

La Agricultura ecológica engloba un conjunto de técnicas, conocimientos y saberes para cultivar la tierra con un enfoque netamente ecológico. La definición expuesta, no difiere prácticamente en nada a las definiciones planteadas para otros tipos de agricultura, como lo son la agricultura biodinámica, la orgánica, la biológica, entre otras, ya que al fin de cuentas tienen la misma base de funcionamiento, sin embargo, sus enfoques son ligeramente diferentes. Este tipo de agriculturas se caracterizan por ser totalmente libres de la utilización de insumos agrícolas de síntesis, por buscar el rescate de conocimientos, del saber local, potenciar la soberanía y seguridad alimentaria, además de promover el desarrollo social, entre otros. Todas estas particularidades, se basan principalmente en principios de la agricultura sustentable.

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Los agricultores que han decidido llevar adelante este tipo de agricultura, tienen distintas motivaciones, no obstante, una de las mayores motivaciones consiste en el hecho de que los alimentos saludables generados, y, por consiguiente, una sana alimentación, debe ser un derecho y no un privilegio. Hoy en día los alimentos ecológicos tienen un alto costo, por tanto, sólo son accesibles a aquellas personas que pueden pagar un alto precio.

Muchas veces una agricultura ecológica realizada con las tecnologías incorrectas es inviable económicamente y ese mayor costo se termina incorporando al precio que el cliente tiene que pagar para adquirir el producto, pero si este tipo de agricultura se lleva adelante como corresponde, perfectamente se podría lograr competir con precios más bajos, sin afectar la economía del productor, ni la del potencial cliente.

La fertilización que se realiza en la agricultura ecológica se basa en el uso de abonos. La diferencia entre fertilizantes y abonos es que este último tiene la particularidad de fertilizar a las plantas, y mejorar las condiciones fisicoquímicas y biológicas del suelo, además de la nutrición del mismo suelo. Muchos de estos fertilizantes usados en la agricultura ecológica, no solo se pueden aplicar vía suelo, sino que también se pueden aplicar a las plantas, y con ello proveer protección biológica frente a plagas que afecten la zona aérea de estas y/o la zona radical o radicular.

Los abonos más usados en esta agricultura son los de tipo compost, bocashi y lombricompuesto. Cada uno de ellos tiene sus ventajas y desventajas particulares, aunque cada día, el abono tipo bocashi está desplazando al compost, ya que el bocashi, no provee un simple aporte de materia orgánica al suelo, sino que además aporta microorganismos de tipo fermentativos, que ayudan a suministrar más alimento a las plantas y de una mayor diversidad. El compost, es un abono que se aplica normalmente en otoño, al partir el año agrícola, a una razón de 3 – 7 toneladas por hectárea en caso de que el suelo se encuentre muy nutrido, y en caso contrario, se han llegado aplicar hasta 20 tonelada ha-1. La cantidad de abono que debe ser aplicado al suelo, se puede calcular a partir del nitrógeno, fósforo y potasio presente en el compost, para así, posteriormente correlacionarlo con las necesidades de la planta y con ello llegar a un contenido mínimo de macronutrientes que son requeridos.

Cuando se busca controlar las malezas presentes en un predio, existen diversas tecnologías económicas que se pueden aplicar y adoptar una y otra tecnología, va a ir en función de la economía del agricultor. Una de estas tecnologías es el arropaje total del suelo, es decir, usar en algunos casos las mismas malezas que arropen el suelo y además aporten otras cosas, como flores que un componente esencial para construir cadenas tróficas biodiversas y estables.

Algunos ejemplos son la milenrama y zanahoria silvestre, plantas perfectas para que las chinitas pongan sus huevos en las flores. La sanguinaria o alfombrilla, es bastante vigorosa, por lo que favorece la rápida cobertura del suelo, y así evita la evaporación directa desde el suelo y también, permite la protección de microorganismos. Como conclusión, no hay que sacar todas las plantas, si no que hay que conservar aquellas que tengan un uso funcional. Las malezas entrecomillas, al estar adaptadas al sector, permitirán generar un entorno más sostenible y permite mejorar las relaciones paramagnéticas y diamagnéticas de los suelos, es decir, aumentar su salud. Esto lo hemos podido evidenciar en Planeta Agronómico al estudiar el suelo de la zona radical de malezas, con el empleo de la cromatografía de suelos.

Como se mencionó, las flores son un componente importante para construir una buena biodiversidad. Estas flores se pueden encontrar en las mismas malezas o en las plantas que nosotros introduzcamos. En términos generales, los corredores biológicos, ayudan a atraer polinizadores, de los cuales el 90% de ellos tienen funciones como controladores biológicos de plagas. Para lograr un buen corredor biológico, hay que incorporar una gran diversidad de plantas, como por ejemplo aquellas plantas que estén idealmente en flor todo el año, y que tengan colores atrayentes, como el naranja, el morado, el amarillo, el blanco, ya que son los colores que más insectos benéficos atrae. Además del beneficio entregado por las flores, existen plantas que tienen la capacidad de repeler o confundir a los insectos considerados plagas agrícolas con la finalidad de dificultarles la llegada o traslado a otras plantas o traslado a otras áreas del predio. A lo anterior se le llama un efecto de disolución, que también se puede lograr con las flores que actúan como barrera física, pero las plantas aromáticas son las más favorables para cumplir este objetivo. Las plantas aromáticas más usadas en los huertos son la lavanda, el ester, el ajenjo, ruda, ciboullete, cilantro, tomillo, hinojo, entre otros.

El uso de los abonos verdes y las rotaciones es otra de las prácticas esenciales de la agricultura ecológica. En el caso de los abonos verdes, consiste en no dejar el suelo en barbecho, ya que este puede ser capaz de almacenar más de 500.000 semillas por metro cubico, entonces lo que se hace es colocar un cultivo que evite la germinación de estas malezas no deseadas. Cultivos que ayudan enormemente a facilitar la limpieza de malezas son: avena, centeno, trigo zarraceno, quinoa, amaranto. Además, estos abonos verdes permiten mejorar las propiedades físico, químicas y biológicas del suelo, devolviéndole la salud en corto tiempo para así aportar al siguiente cultivo la mayor productividad. De lo anterior, si colocamos leguminosas como haba y lupino, y además se logra una buena inoculación con la bacteria Rhizobium, podemos llegar aportar al suelo más de 40 toneladas de nitrógeno por hectárea, además de obtener todos los otros beneficios anteriores, que un fertilizante mineral, no logra alcanzar. Plantas que pueden llegar aportar mucho nitrógeno a los suelos, son haba, lenteja, chicharo, poroto, maní, garbanzo, lupino, entre otros

Con respecto a las rotaciones, tenemos que saber el grado de exigencia nutricional que demanda el cultivo al suelo, es por ello que podemos encontrar el siguiente orden:

  1. Fruto
  2. Tubérculo
  3. Bulbo
  4. Raíces
  5. Hojas

Del cual, las hojas son las menos demandantes de nutrientes, mientras que los frutos son los que más demandan nutrientes. En otras palabras, si vamos a hacer un abono verde, por ejemplo, este podría usarse como intermediario después del cultivo de hojas y antes que uno de fruto, ya que este último, tendrá una mayor exigencia de nutrientes que la producción de hojas. Por otro lado, los abonos verdes también se pueden utilizar para disminuir la carga de microorganismos patógenos del suelo, ya que ciertas plantas, aumentan la proliferación de estos, aumentando el inóculo en el suelo y con ello aumentando las probabilidades de alta incidencia o nivel de dicha enfermedad en ese cultivo en particular.

Es por esta razón que, en el caso de cultivos de fruto, como lo es el tomate, en el mismo suelo, no se debería colocar tomate 4 o más temporadas seguidas, por su alto grado de infestación al suelo ante ese patógeno en particular. Sobre lo anterior, otra recomendación es que, al momento de seleccionar la planta que se colocara en la siguiente rotación, es necesario que no sea de la misma familia que el cultivo anterior, porque aumentaríamos la probabilidad de mantener o disminuir levemente la fuente de inóculo de ese patógeno en el suelo.

Es muy complejo hablar sobre todas las prácticas que se pueden realizar en la agricultura ecológica para asegurar producciones tan rentables y rendidoras como las que se realizan en agricultura convencional. Por esta razón, dejamos este video muy completo, grabado en la primera versión de la escuela agroecológica de Maipú, donde Claudia Barrera profundiza en todos estos aspectos, que son altamente importantes para poder producir de forma ecológica.

Cristián Silva.
Angela González.

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